Por Myrna Mirelix
Sara por Sheila Aguilo |
Al leer las historias bíblicas podemos tomar
una posición de juzgar a los personajes y cuestionar porque tomaron tales
decisiones y pretender que nuestras decisiones habrían sido más adecuadas. En
los últimos meses estudiando el libro de Génesis me he dado cuenta que me
parezco más a Sara de lo que quisiera y al estudiar su vida Dios ha confrontado
la mía de la siguiente manera:
- Así como Sara, por mucho tiempo tuve una vida
estéril, sin encontrarle ningún sentido. Todo parecía ser trivial, nada traía
una felicidad total. Hasta el día que escuche la voz de Dios convenciendo mi
corazón de que aquello que faltaba era Él.
- Así como Sara, he mentido por lo que he creído
más conveniente. He tratado de salvaguardar mi familia, mi persona o a otros de
“peligros”. (Gn. 20)
- Así como Sara, preparé un liviano equipaje sin
saber a dónde iba. Y comencé un camino junto a mi familia sin saber que nos
deparaba el futuro, teniendo que detenerme a cada momento a recordar que mi
confianza debía estar en Dios y en su voluntad y no en mi sagacidad. (Gn. 12)
Así como Sara, estoy siempre atenta para
desarrollar estrategias que resuelvan las situaciones complicadas que se me
enfrentan, para en la mayoría de las ocasiones darme cuenta que he estado
tomando un lugar que no me corresponde; tratando de resolver aquello que
ya Dios tiene en orden. (Gn. 16)
Así como Sara, he recibido promesas y he
envejecido esperándolas. Miro a mi alredor y quizás hay algún destello de
ellas, pero aun así no entiendo cuándo o como serán ciertas. (Gn. 15)
- Así como Sara, me cambiaron el nombre; ahora
me llama Hija. Ahora tengo un nuevo lugar al que puedo correr cuando las cosas
no son como las quiero y me desespero. (Gn. 17)
- Así como Sara, he tenido miedo, he dudado de
la Palabra de Dios. Me he reído de vergüenza, me escondido por temor y lo he
negado por orgullo. (Gn. 18)
- Así como Sara, he tenido niños en mi vientre,
al verlos crecer puedo comprender el amor de Dios; y aunque no todo sea como lo
pensaba, puedo ver cuán fiel es a sus promesas. (Gn. 21)
- Así como Sara, he tenido celos, con o sin
fundamentos, y así como Sara esperaba con ellos proteger las promesas.
(Gn. 21)
- Así como Sara, deseo vivir cada día creyendo y
confiando en la fidelidad de Dios, tratando de no tomar en mis manos lo que no
me corresponde y volver a mirar al Soberano.
- Así como Sara, espero que el día que ya no esté
en esta tierra sean mis huesos testimonio a otros de que sigue vigente la Gran
Promesa: “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo.”(Gn. 23; Mateo 28:20)
Créditos: http://mujerbalanceada.com